sábado, 9 de marzo de 2024

La luna helada de Júpiter produce 1.000 toneladas de oxígeno al día, descubre la NASA

La luna helada de Júpiter produce 1.000 toneladas de oxígeno al día, descubre la NASA

La nave espacial Juno de la NASA está arrojando nueva luz sobre la posible habitabilidad de Europa, la luna de Júpiter.


Mrigakshi Dixit  05 de marzo de 2024 05:07 a. m. EST

La nave espacial Juno de la NASA ha transmitido nuevos datos que podrían arrojar luz sobre la posible habitabilidad de Europa, la luna de Júpiter
Los datos indican que esta luna helada produce 1.000 toneladas de oxígeno cada 24 horas. Curiosamente, esta cantidad es suficiente para sustentar a un millón de seres humanos durante un día.
Juno recopiló datos vitales con su instrumento del Experimento de Distribuciones Aurorales Jovianas (JADE) cuando voló a 220 millas de Europa en septiembre de 2022. [...]
Los científicos postulan que una cierta cantidad de oxígeno puede llegar al océano subterráneo de la luna y actuar como una fuente potencial de energía metabólica.
Esta energía es esencial para que los organismos vivos ejecuten diversas actividades celulares.
Los nuevos hallazgos son cruciales para determinar la habitabilidad de Europa y la posibilidad de que existan condiciones de sustentación de vida bajo la superficie helada de la luna.

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viernes, 8 de marzo de 2024

Un sondeo pionero revela los secretos del nacimiento de los planetas alrededor de docenas de estrellas

Un sondeo pionero revela los secretos del nacimiento de los planetas alrededor de docenas de estrellas

5 de Marzo de 2024

En una serie de estudios, un equipo de astrónomos y astrónomas ha arrojado nueva luz sobre el fascinante y complejo proceso de formación de planetas. Las impresionantes imágenes, captadas con el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, representan uno de los mayores estudios jamás realizados sobre discos de formación planetaria. La investigación reúne observaciones de más de 80 estrellas jóvenes que podrían tener planetas formándose a su alrededor, proporcionando a los astrónomos una gran cantidad de datos y conocimientos únicos sobre cómo surgen los planetas en diferentes regiones de nuestra galaxia.

"Esto supone un cambio fundamental en nuestro campo de estudio", afirma Christian Ginski, profesor de la Universidad de Galway (Irlanda), y autor principal de uno de los tres nuevos artículos publicados en Astronomy & Astrophysics. "Hemos pasado del intenso estudio de sistemas estelares individuales a esta enorme visión general de regiones enteras de formación estelar".

Hasta la fecha, se han descubierto más de 5.000 planetas orbitando estrellas distintas del Sol, a menudo dentro de sistemas marcadamente diferentes de nuestro propio Sistema Solar. Para comprender dónde y cómo surge esta diversidad, la comunidad astronómica debe observar los discos ricos en polvo y gas que envuelven a las estrellas jóvenes, las cunas mismas de la formación de planetas. Estos se detectan mejor en enormes nubes de gas donde se están formando las propias estrellas.

Al igual que ocurre con los sistemas planetarios maduros, las nuevas imágenes muestran la extraordinaria diversidad de discos de formación planetaria. "Algunos de estos discos muestran enormes brazos espirales, presumiblemente impulsados por el intrincado ballet de planetas en órbita", declara Ginski. "Otros muestran anillos y grandes surcos generados por la formación de planetas, mientras que otros parecen lisos y casi inactivos en medio de todo este ajetreo de actividad", añade Antonio Garufi, astrónomo del Observatorio de Astrofísica de Arcetri del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia (INAF), y autor principal de uno de los artículos.

El equipo estudió un total de 86 estrellas en tres regiones diferentes de formación estelar de nuestra galaxia: Tauro y Camaleón I (ambas a unos 600 años luz de la Tierra) y Orión (una nube rica en gas a unos 1.600 años luz de nosotros que se sabe que es el lugar de nacimiento de varias estrellas más masivas que el Sol). Las observaciones fueron recopiladas por un gran equipo internacional, compuesto por científicos y científicas de más de 10 países.

El equipo pudo extraer varias conclusiones clave del conjunto de datos. Por ejemplo, en Orión descubrieron que las estrellas en grupos de dos o más tenían menos probabilidades de tener grandes discos de formación planetaria. Este es un resultado significativo dado que, a diferencia de nuestro Sol, la mayoría de las estrellas de nuestra galaxia tienen compañeras. Además, la apariencia desigual de los discos en esta región sugiere la posibilidad de la presencia de planetas masivos incrustados dentro de ellos, lo que podría estar causando que los discos se deformen y estén desalineados.

Aunque los discos de formación planetaria pueden extenderse a distancias cientos de veces mayores que la distancia entre la Tierra y el Sol, su ubicación a varios cientos de años luz de nosotros los hace aparecer como pequeños puntos en el cielo nocturno. Para observar los discos, el equipo empleó el sofisticado instrumento SPHERE (Spectro-Polarimetric High-contrast Exoplanet REsearch, búsqueda de exoplanetas con espectropolarimetría de alto contraste), instalado en el VLT de ESO. El sistema de óptica adaptativa extrema de última generación de SPHERE, corrige los efectos turbulentos generados por la atmósfera de la Tierra, produciendo imágenes nítidas de los discos. Esto significa que el equipo pudo obtener imágenes de discos alrededor de estrellas con masas tan bajas como la mitad de la masa del Sol, objetos que suelen ser demasiado débiles para la mayoría de los instrumentos disponibles en la actualidad. Además, se obtuvieron datos adicionales para el sondeo utilizando el instrumento X-shooter del VLT, lo cual permitió a los equipos determinar la edad y la masa de las estrellas. Por otro lado, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), del que ESO es socio, proporcionó al equipo información sobre la cantidad de polvo que rodea a algunas de las estrellas.

A medida que avanza la tecnología, el equipo espera profundizar aún más en el corazón de los sistemas de formación de planetas. El gran espejo de 39 metros del próximo Telescopio Extremadamente Grande (ELT) de ESO, por ejemplo, les permitirá estudiar las regiones más internas alrededor de las estrellas jóvenes, donde podrían estar formándose planetas rocosos como el nuestro.

Por ahora, estas espectaculares imágenes proporcionan un tesoro de datos para ayudar a desentrañar los misterios de la formación de planetas. "Es casi poético que los procesos que marcan el inicio del viaje hacia la formación de planetas y, en última instancia, la vida en nuestro propio Sistema Solar, sean tan hermosos", concluye Per-Gunnar Valegård, estudiante de doctorado en la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos), quien dirigió el estudio de Orión. Valegård, que también es profesor a tiempo parcial en la Escuela Internacional Hilversum de los Países Bajos, espera que las imágenes inspiren a su alumnado para que, en el futuro, se conviertan en científicos y científicas.

Información adicional

Este trabajo de investigación se ha presentada en tres artículos que aparecen en la revista Astronomy & Astrophysics. Los datos presentados fueron recopilados como parte del programa de tiempo garantizado del consorcio SPHERE, así como del programa DESTINYS (Disk Evolution Study Through Imaging of Nearby Young Stars, estudio de la evolución de los discos a través de la obtención de imágenes de estrellas jóvenes cercanas) de ESO.

  1. “The SPHERE view of the Chamaeleon I star-forming region: The full census of planet-forming disks with GTO and DESTINYS programs” (https://www.aanda.org/10.1051/0004-6361/202244005)

El equipo está compuesto por C. Ginski (Universidad de Galway, Irlanda; Observatorio de Leiden, Universidad de Leiden, Países Bajos [Leiden]; Instituto de Astronomía Anton Pannekoek, Universidad de Ámsterdam, Países Bajos [API]); R. Tazaki (API); M. Benisty (Universidad Grenoble Alpes, CNRS, IPAG, Francia [Grenoble]); A. Garufi (INAF, Observatorio Astrofísico de Arcetri, Italia); C. Dominik (API); Á. Ribas (Observatorio Europeo Austral, Chile [ESO Chile]); N. Engler (ETH Zúrich, Instituto de Física de Partículas y Astrofísica, Suiza); J. Hagelberg (Observatorio de Ginebra, Universidad de Ginebra, Suiza); R. G. van Holstein (ESO Chile); T. Muto (División de Artes Liberales, Universidad de Kogakuin, Japón); P. Pinilla (Instituto Max-Planck de Astronomía, Alemania [MPIA]; Laboratorio Mullard de Ciencias Espaciales, University College de Londres, Reino Unido); K. Kanagawa (Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias, Instituto de Tecnología de Tokio, Japón); S. Kim (Departamento de Astronomía, Universidad de Tsinghua, China); N. Kurtovic (MPIA); M. Langlois (Centro de Investigación en Astrofísica de Lyon, CNRS, UCBL, Francia); J. Milli (Grenoble); M. Momose (Facultad de Ciencias, Universidad de Ibaraki, Japón [Ibaraki]); R. Orihara (Ibaraki); N. Pawellek (Departamento de Astrofísica, Universidad de Viena, Austria); T. O. B. Schmidt (Observatorio de Hamburgo, Alemania); F. Snik (Leiden) y Z. Wahhaj (ESO Chile).

  1. “The SPHERE view of the Taurus star-forming region: The full census of planet-forming disks with GTO and DESTINYS programs” (https://www.aanda.org/10.1051/0004-6361/202347586)

El equipo está compuesto por A. Garufi (INAF, Observatorio Astrofísico di Arcetri, Italia [INAF Arcetri]); C. Ginski (Universidad de Galway, Irlanda); R. G. van Holstein (Observatorio Europeo Austral, Chile [ESO Chile]); M. Benisty (Laboratorio Lagrange, Universidad de la Costa Azul, Observatorio de la Costa Azul, CNRS, Francia; Universidad Grenoble Alpes, CNRS, IPAG, Francia [Grenoble]); C. F. Manara (Observatorio Europeo Austral, Alemania); S. Pérez (Núcleo Milenio sobre Exoplanetas Jóvenes y sus Lunas [YEMS]; Departamento de Física, Universidad de Santiago de Chile, Chile [Santiago]); P. Pinilla (Laboratorio Mullard de Ciencias Espaciales, University College de Londres, Reino Unido); A. Ribas (Instituto de Astronomía, Universidad de Cambridge, Reino Unido); P. Weber (YEMS, Santiago); J. Williams (Instituto de Astronomía, Universidad de Hawái, EE.UU.); L. Cieza (Instituto de Estudios Astrofísicos, Facultad de Ingeniería y Ciencias, Universidad Diego Portales, Chile [Diego Portales]; YEMS), C. Dominik (Instituto de Astronomía Anton Pannekoek, Universidad de Ámsterdam, Países Bajos [API]); S. Facchini (Departamento de Física, Universidad de Estudios de Milán, Italia); J. Huang (Departamento de Astronomía, Universidad de Columbia, EE.UU.); A. Zurlo (Diego Portales; YEMS); J. Bae (Departamento de Astronomía, Universidad de Florida, Estados Unidos), J. Hagelberg (Observatorio de Ginebra, Universidad de Ginebra, Suiza); Th. Henning (Instituto Max Planck de Astronomía, Alemania [MPIA]); M. R. Hogerheijde (Observatorio de Leiden, Universidad de Leiden, Países Bajos; API); M. Janson (Departamento de Astronomía, Universidad de Estocolmo, Suecia); F. Ménard (Grenoble); S. Messina (INAF - Observatorio Astrofísico de Catania, Italia); M. R. Meyer (Departamento de Astronomía, Universidad de Michigan, EE.UU.); C. Pinte (Facultad de Física y Astronomía, Universidad de Monash, Australia; Grenoble); S. Quanz (ETH Zúrich, Departamento de Física, Suiza [Zürich]); E. Rigliaco (Observatorio Astronómico de Padua, Italia [Padova]); V. Roccatagliata (INAF Arcetri); H. M. Schmid (Zürich); J. Szulágyi (Zürich); R. van Boekel (MPIA); Z. Wahhaj (ESO Chile); J. Antichi (INAF Arcetri); A. Baruffolo (Padua) y T. Moulin (Grenoble).

  1. “Disk Evolution Study Through Imaging of Nearby Young Stars (DESTINYS): The SPHERE view of the Orion star-forming region” (https://www.aanda.org/10.1051/0004-6361/202347452)

El equipo está compuesto por P.-G. Valegård (Instituto Anton Pannekoek de Astronomía, Universidad de Ámsterdam, Países Bajos [API]); C. Ginski (Universidad de Galway, Irlanda); A. Derkink (API); A. Garufi (INAF, Observatorio Astrofísico de Arcetri, Italia); C. Dominik (API); Á. Ribas (Instituto de Astronomía, Universidad de Cambridge, Reino Unido); J. P. Williams (Instituto de Astronomía, Universidad de Hawái, EE.UU.); M. Benisty (Universidad de Grenoble Alpes, CNRS, IPAG, Francia); T. Birnstiel (Observatorio Universitario, Facultad de Física, Universidad de Múnich Ludwig-Maximilian, Alemania [LMU]; Clúster de Excelencia ORIGINS, Alemania); S. Facchini (Departamento de Física, Universidad de Estudios de Milán, Italia); G. Columba (Departamento de Física y Astronomía "Galileo Galilei" - Universidad de Padua, Italia; INAF – Observatorio Astronómico de Padua, Italia); M. Hogerheijde (API; Observatorio de Leiden, Universidad de Leiden, Países Bajos [Leiden]); R. G. van Holstein (Observatorio Europeo Austral, Chile); J. Huang (Departamento de Astronomía, Universidad de Columbia, EE.UU.); M. Kenworthy (Leiden); C. F. Manara (Observatorio Europeo Austral, Alemania); P. Pinilla (Laboratorio Mullard de Ciencias Espaciales, University College de Londres, Reino Unido); Ch. Rab (LMU; Instituto Max-Planck de Física Extraterrestre, Alemania); R. Sulaiman (Departamento de Física, Universidad Americana de Beirut, Líbano); A. Zurlo (Instituto de Estudios Astrofísicos, Facultad de Ingeniería y Ciencias, Universidad Diego Portales, Chile; Escuela de Ingeniería Industrial, Facultad de Ingeniería y Ciencias, Universidad Diego Portales, Chile; Núcleo Milenio sobre Exoplanetas Jóvenes y sus Lunas).

El Observatorio Europeo Austral (ESO) pone a disposición de la comunidad científica mundial los medios necesarios para desvelar los secretos del Universo en beneficio de todos. Diseñamos, construimos y operamos observatorios de vanguardia basados en tierra -utilizados por la comunidad astronómica para abordar preguntas emocionantes y difundir la fascinación por la astronomía- y promovemos la colaboración internacional en astronomía. Establecida como organización intergubernamental en 1962, hoy ESO cuenta con el apoyo de 16 Estados Miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza), junto con Chile, país anfitrión, y con Australia como socio estratégico. La sede de ESO y su planetario y centro de visitantes, el ESO Supernova, se encuentran cerca de Múnich (Alemania), mientras que el desierto chileno de Atacama, un lugar maravilloso con condiciones únicas para observar el cielo, alberga nuestros telescopios. ESO opera tres sitios de observación: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), y telescopios de rastreo como VISTA. También en Paranal, ESO albergará y operará el Cherenkov Telescope Array South, el observatorio de rayos gamma más grande y sensible del mundo. En Chajnantor, junto con socios internacionales, ESO opera ALMA, una instalación que observa los cielos en el rango milimétrico y submilimétrico. En Cerro Armazones, cerca de Paranal, estamos construyendo "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo": el Telescopio Extremadamente Grande de ESO (ELT, Extremely Large Telescope). Desde nuestras oficinas en Santiago (Chile), apoyamos el desarrollo de nuestras operaciones en el país y nos comprometemos con los socios chilenos y con la sociedad chilena.

El conjunto ALMA, (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es una instalación astronómica internacional fruto de la colaboración entre ESO, la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. (NSF, National Science Foundation) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS, National Institutes of Natural Sciences) en cooperación con la República de Chile. ALMA está financiado por ESO en nombre de sus países miembros; por la NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRC, National Research Council) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (NSTC, National Science and Technology Council) de Taiwán, y por el NINS, en cooperación con la Academia Sínica (AS) de Taiwán y el Instituto de Astronomía y Ciencias Espaciales de Corea (KASI, Korea Astronomy and Space Science Institute). La construcción y operaciones de ALMA están lideradas por ESO en nombre de sus países miembros; por el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, National Radio Astronomy Observatory), gestionado por Associated Universities, Inc. (AUI), en representación de América del Norte; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ, National Astronomical Observatory of Japan) en representación de Asia Oriental. El Observatorio Conjunto ALMA (JAO, Joint ALMA Observatory) proporciona al proyecto la unificación tanto del liderazgo como de la gestión de la construcción, puesta a punto y operaciones de ALMA.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

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Un raro asteroide sobre Alemania revela los orígenes de la Tierra

Un raro asteroide sobre Alemania revela los orígenes de la Tierra

Explorando cómo los fragmentos de un asteroide raro ofrecen pistas sobre el pasado antiguo de la Tierra


Ingenieria interesante 10 de febrero de 2024 11:00 a. m. EST

Profundizando en fragmentos de un raro asteroide, nos embarcamos en un viaje para descubrir los misterios del pasado antiguo de la Tierra. Estos restos celestes contienen pistas invaluables que prometen arrojar luz sobre la historia geológica y astronómica de nuestro planeta, ofreciendo información sobre su formación y evolución.
A medida que los científicos analizan meticulosamente la composición y las características de estos fragmentos de asteroides, descubren un tesoro de información sobre los primeros años de la Tierra. Al estudiar las firmas isotópicas y la composición mineralógica de estas muestras extraterrestres, los investigadores pueden rastrear miles de millones de años para comprender las condiciones y procesos que dieron forma a nuestro planeta. Además, el descubrimiento de elementos y compuestos raros dentro de estos fragmentos proporciona pistas cruciales sobre los orígenes de la vida en la Tierra y la dinámica del sistema solar durante su infancia. Cada fragmento sirve como una cápsula del tiempo, preservando una instantánea de los eventos cósmicos que dieron forma a nuestro mundo y ofreciendo un vistazo a la historia antigua de nuestro planeta.

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viernes, 1 de marzo de 2024

Descubren tres nuevas lunas alrededor de Urano y Neptuno

Descubren tres nuevas lunas alrededor de Urano y Neptuno

Se trata de las más débiles y pequeñas observadas hasta ahora en cualquier planeta del Sistema Solar, pero los astrónomos creen que puede haber muchas más



Un equipo de astrónomos de la Institución Carnegie para la Ciencia, con sede en Washington, ha conseguido añadir tres nuevas lunas a las que ya se conocían en el Sistema Solar. Una de ellas alrededor de Urano, que eleva así su cuenta hasta los 28 satélites confirmados, y otras dos orbitando a Neptuno, que alcanza así las 16. [...] Ninguno de los tres nuevos satélites ha recibido aún un nombre, pero de acuerdo con las convenciones de nomenclatura de lunas para ambos planetas, la nueva luna de Urano se llamará como alguna de las obras de Shakespeare y las dos lunas neptunianas recibirán el nombre de las diosas marinas Nereidas de la mitología griega. [...]
Con la designación provisional S/2023 U1, la nueva luna de Urano sólo tiene unos 8 km de diámetro y tarda 600 días terrestres en llevar a cabo una órbita completa alrededor del gigante de hielo. [...]
En cuanto a las nuevas lunas de Neptuno, una de ellas, designada como S/2021 N1, tiene 14 km de diámetro y tarda 27 años terrestres en dar una vuelta completa al planeta, lo que hace de ella la luna más distante nunca encontrada de su planeta anfitrión, y también la más débil. La otra luna neptuniana, más grande y brillante, se llama por ahora S/2002 N5 y, como su nombre indica, fue detectada por primera vez hace más de 20 años, pero 'se perdió' antes de que los astrónomos pudieran confirmar su órbita.

Un equipo de astrónomos revela un nuevo vínculo entre el agua y la formación de planetas

Un equipo de astrónomos revela un nuevo vínculo entre el agua y la formación de planetas

29 de Febrero de 2024

Un equipo de investigadores e investigadoras ha detectado vapor de agua en el disco que rodea una estrella joven exactamente en la zona en la que pueden estar formándose planetas. El agua es un ingrediente clave para la vida en la Tierra, y también se cree que desempeña un papel importante en la formación planetaria. Sin embargo, hasta ahora, nunca se había podido mapear cómo se distribuye el agua en un disco estable y frío (el tipo de disco que ofrece las condiciones más favorables para que se formen planetas alrededor de las estrellas). Los nuevos hallazgos han sido posibles gracias al Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), del que el Observatorio Europeo Austral (ESO) es socio.

"Nunca imaginé que podríamos captar una imagen de océanos de vapor de agua en la misma región donde probablemente se está formando un planeta", declara Stefano Facchini, astrónomo de la Universidad de Milán (Italia), que ha dirigido este estudio publicado en la revista Nature Astronomy. En el disco interior de la joven estrella HL Tauri, similar al Sol y ubicada a 450 años luz de distancia de la Tierra (en la constelación de Tauro), las observaciones han revelado la presencia de al menos tres veces más agua que en todos los océanos de la Tierra.

"Es realmente impactante que no solo podamos detectar, sino también captar imágenes detalladas y resolver espacialmente el vapor de agua a una distancia de 450 años luz de nosotros", agrega el coautor Leonardo Testi, astrónomo de la Universidad de Bolonia (Italia). Las observaciones "resueltas espacialmente" con ALMA permiten a la comunidad astronómica determinar la distribución del agua en diferentes regiones del disco.

"Participar en un descubrimiento tan importante en el icónico disco de HL Tauri ha ido más allá de lo que esperaba de mi primera experiencia investigadora en astronomía", agrega Mathieu Vander Donckt, de la Universidad de Lieja (Bélgica), quien era estudiante de máster cuando participó en la investigación.

La comunidad astronómica sabe que hay una brecha en el disco de HL Tauri y ahí es donde se detectó una cantidad significativa de agua. Estos huecos radiales observados en discos ricos en gas y polvo los crean cuerpos jóvenes similares a planetas a medida que acumulan material y crecen. "Nuestras imágenes recientes revelan una cantidad sustancial de vapor de agua a un rango de distancias de la estrella que incluye una brecha en la que actualmente podría estar formándose un planeta", declara Facchini. Esto sugiere que este vapor de agua podría afectar a la composición química de los planetas que se formen en esas regiones.

Observar el agua con un telescopio terrestre no es tarea fácil, ya que el abundante vapor de agua presente en la atmósfera de la Tierra degrada las señales astronómicas. ALMA, operado por ESO junto con sus socios internacionales, es un conjunto de telescopios ubicado en el desierto chileno de Atacama, a unos 5000 metros de altitud, que fue construido en un ambiente alto y seco precisamente para minimizar esta degradación, proporcionando condiciones de observación excepcionales. "Hasta la fecha, ALMA es la única instalación capaz de resolver espacialmente el agua en un disco frío de formación planetaria", afirma el coautor Wouter Vlemmings, profesor de la Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia [1].

"Es realmente emocionante presenciar directamente, en una imagen, cómo se liberan las moléculas de agua de las partículas de polvo helado", explica Elizabeth Humphreys, astrónoma de ESO que también ha participado en el estudio. Los granos de polvo que forman un disco son las semillas de la formación de planetas. Estos colisionan y se agrupan en cuerpos cada vez más grandes que orbitan alrededor de la estrella. La comunidad astronómica cree que donde la temperatura es lo suficientemente baja como para que el agua se congele y forme partículas de polvo, los objetos se unen de manera más eficiente (un entorno ideal para la formación de planetas). "Nuestros resultados muestran cómo la presencia de agua puede influir en el desarrollo de un sistema planetario, tal como lo hizo hace unos 4.500 millones de años en nuestro propio Sistema Solar", añade Facchini.

Con las actualizaciones que se están llevando a cabo en ALMA y el Extremely Large Telescope (ELT) de ESO, que entrarán en funcionamiento en esta década, conoceremos con mucho mayor detalle tanto el proceso de formación de planetas como el papel que desempeña el agua en el mismo. En particular, METIS, el espectrógrafo y generador de imágenes en el infrarrojo medio para el ELT, brindará a la comunidad astronómica vistas inigualables de las regiones internas de los discos de formación planetaria, donde se forman planetas como la Tierra.

Notas

[1] Las nuevas observaciones utilizaron los receptores de Banda 5 y Banda 7 instalados en ALMA. La Banda 5 fue desarrollada por Chalmers con la participación de ESO; amplió las capacidades de ALMA a un nuevo rango de frecuencias específicas con el fin de detectar y obtener imágenes de agua en el universo local. En este estudio, el equipo observó tres líneas espectrales de agua en los rangos de frecuencia de los dos receptores para mapear el gas a diferentes temperaturas dentro del disco.

Información adicional

Este trabajo de investigación se ha presentado en el artículo titulado “Resolved ALMA observations of water in the inner astronomical units of the HL Tau disk”, que aparece en la revista Nature Astronomy (doi:10.1038/s41550-024-02207-w).

El equipo está formado por S. Facchini (Departamento de Física, Universidad de Estudios de Milán, Italia); L. Testi (Departamento de Física y Astronomía “Augusto Righi”, Universidad de Bolonia, Italia); E. Humphreys (Observatorio Europeo Austral, Alemania, Observatorio Conjunto ALMA, Chile; Observatorio Europeo Austral, Vitacura, Chile); M. Vander Donckt (Instituto de Investigación en Astrofísica, Ciencias y Tecnologías Espaciales (STAR), Universidad de Lieja, Bélgica); A. Isella (Departamento de Física y Astronomía, Universidad Rice, EE.UU. [Rice]); R. Wrzosek (Rice); A. Baudry (Laboratorio de Astrofísica de Burdeos, Univ. de Burdeos, CNRS, Francia); M. D. Gray (Instituto Nacional de Investigación en Astrofísica de Tailandia, Tailandia); A. M. S. Richards (JBCA, Universidad de Manchester, Reino Unido); W. Vlemmings (Departamento de Espacio, Tierra y Medio Ambiente, Universidad Chalmers de Tecnología, Suecia).

El conjunto ALMA, (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es una instalación astronómica internacional fruto de la colaboración entre ESO, la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. (NSF, National Science Foundation) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS, National Institutes of Natural Sciences) en cooperación con la República de Chile. ALMA está financiado por ESO en nombre de sus países miembros; por la NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRC, National Research Council) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (NSTC, National Science and Technology Council) de Taiwán, y por el NINS, en cooperación con la Academia Sínica (AS) de Taiwán y el Instituto de Astronomía y Ciencias Espaciales de Corea (KASI, Korea Astronomy and Space Science Institute). La construcción y operaciones de ALMA están lideradas por ESO en nombre de sus países miembros; por el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, National Radio Astronomy Observatory), gestionado por Associated Universities, Inc. (AUI), en representación de América del Norte; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ, National Astronomical Observatory of Japan) en representación de Asia Oriental. El Observatorio Conjunto ALMA (JAO, Joint ALMA Observatory) proporciona al proyecto la unificación tanto del liderazgo como de la gestión de la construcción, puesta a punto y operaciones de ALMA.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

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Hallan una cicatriz metálica en una estrella caníbal

Hallan una cicatriz metálica en una estrella caníbal


26 de Febrero de 2024

Cuando una estrella como nuestro Sol llega al final de su vida, puede “tragarse” los planetas circundantes y los asteroides que nacieron con ella. Ahora, utilizando el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile, un equipo de investigación ha detectado, por primera vez, una firma única de este proceso: una cicatriz impresa en la superficie de una estrella enana blanca. Los resultados se publican hoy en The Astrophysical Journal Letters.

"Se sabe que algunas enanas blancas (los restos ardientes de estrellas como nuestro Sol que se van enfriando lentamente) canibalizan partes de sus sistemas planetarios. Ahora hemos descubierto que el campo magnético de la estrella juega un papel clave en este proceso, dejando una cicatriz en la superficie de la enana blanca", afirma Stefano Bagnulo, astrónomo del Observatorio y Planetario de Armagh, en Irlanda del Norte (Reino Unido) y autor principal del estudio.

La cicatriz que el equipo observó es una concentración de metales impresa en la superficie de la enana blanca WD 0816-310, el remanente del tamaño de la Tierra de una estrella similar, pero algo más grande que nuestro Sol. "Hemos demostrado que estos metales se originan a partir de un fragmento planetario tan grande o posiblemente más grande que Vesta, que tiene unos 500 kilómetros de diámetro y es el segundo asteroide más grande del Sistema Solar", declara Jay Farihi, profesor del University College de Londres (Reino Unido) y coautor del estudio.

Las observaciones también proporcionaron pistas sobre cómo se formó esa cicatriz metálica en la estrella. El equipo descubrió que la fuerza en la señal que detectaba los metales cambiaba a medida que la estrella giraba, lo cual sugiere que los metales, en lugar de extenderse uniformemente, se concentran en un área específica de la superficie de la enana blanca. También descubrieron que estos cambios estaban sincronizados con cambios en el campo magnético de la enana blanca, lo que indica que esta cicatriz metálica se encuentra en uno de sus polos magnéticos. En conjunto, estas pistas señalan que el campo magnético canalizó metales hacia la estrella, creando la cicatriz [1].

"Sorprendentemente, el material no se mezcló uniformemente sobre la superficie de la estrella, como predice la teoría. Por el contrario, esta cicatriz es como un parche concentrado de material planetario que se ha mantenido en ese lugar por el efecto del mismo campo magnético que guio la caída de los fragmentos hacia la superficie", dice el coautor John Landstreet, profesor de la Universidad de Western Ontario (Canadá), que también tiene filiación con el Observatorio y Planetario de Armagh. "Antes no se había visto nada como esto".

Para llegar a estas conclusiones, el equipo utilizó un instrumento multifunción instalado en el VLT llamado FORS2, que les permitió detectar la cicatriz de metales y hacer la conexión con el campo magnético de la estrella. "ESO tiene la combinación única de capacidades necesarias para observar objetos débiles, como las enanas blancas, y medir con sensibilidad los campos magnéticos estelares", declara Bagnulo. Para confirmar sus hallazgos, en su estudio el equipo también se basó en datos de archivo del instrumento X-shooter (instalado en el VLT).

Aprovechando el poder de observaciones como estas, la comunidad astronómica puede revelar la composición a grandes rasgos de los exoplanetas, planetas que orbitan otras estrellas fuera del Sistema Solar. Este estudio único también muestra cómo los sistemas planetarios pueden permanecer dinámicamente activos, incluso después de su "muerte".

Notas

[1] Anteriormente, la comunidad astronómica había observado numerosas enanas blancas contaminadas por metales dispersos por la superficie de la estrella. Se sabe que estos metales provienen de planetas o asteroides que se han acercado demasiado, siguiendo órbitas que rozan con la de la estrella, similares a las de los cometas de nuestro Sistema Solar. Sin embargo, en el caso de WD 0816-310, el equipo cree que el material vaporizado fue ionizado y guiado hacia los polos magnéticos por el campo magnético de la enana blanca. El proceso comparte similitudes con la forma en que se forman las auroras en la Tierra y en Júpiter.

Información adicional

Este trabajo de investigación se ha presentado en un artículo titulado “Discovery of magnetically guided metal accretion onto a polluted white dwarf”, que aparece en The Astrophysical Journal Letters (doi: 10.3847 / 2041-8213 / ad2619).

El equipo está compuesto por Stefano Bagnulo (Observatorio y Planetario de Armagh, Reino Unido [Armagh]); Jay Farihi (Departamento de Física y Astronomía, University College de Londres, Reino Unido); John D. Landstreet (Armagh; Departamento de Física y Astronomía, Universidad del Oeste de Ontario, Canadá); y Colin P. Folsom (Observatorio de Tartu, Universidad de Tartu, Estonia).

El Observatorio Europeo Austral (ESO) pone a disposición de la comunidad científica mundial los medios necesarios para desvelar los secretos del Universo en beneficio de todos. Diseñamos, construimos y operamos observatorios de vanguardia basados en tierra -utilizados por la comunidad astronómica para abordar preguntas emocionantes y difundir la fascinación por la astronomía- y promovemos la colaboración internacional en astronomía. Establecida como organización intergubernamental en 1962, hoy ESO cuenta con el apoyo de 16 Estados Miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza), junto con Chile, país anfitrión, y con Australia como socio estratégico. La sede de ESO y su planetario y centro de visitantes, el ESO Supernova, se encuentran cerca de Múnich (Alemania), mientras que el desierto chileno de Atacama, un lugar maravilloso con condiciones únicas para observar el cielo, alberga nuestros telescopios. ESO opera tres sitios de observación: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), y telescopios de rastreo como VISTA. También en Paranal, ESO albergará y operará el Cherenkov Telescope Array South, el observatorio de rayos gamma más grande y sensible del mundo. En Chajnantor, junto con socios internacionales, ESO opera ALMA, una instalación que observa los cielos en el rango milimétrico y submilimétrico. En Cerro Armazones, cerca de Paranal, estamos construyendo "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo": el Telescopio Extremadamente Grande de ESO (ELT, Extremely Large Telescope). Desde nuestras oficinas en Santiago (Chile), apoyamos el desarrollo de nuestras operaciones en el país y nos comprometemos con los socios chilenos y con la sociedad chilena.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

Enlaces

Contactos

José Miguel Mas Hesse
Centro de Astrobiología (CSIC-INTA)
Madrid, España
Tlf.: (+34) 918131196

Stefano Bagnulo
Armagh Observatory and Planetarium
Armagh, UK
Tlf.: +44 (0)28 3752 3689

Jay Farihi
Department of Physics & Astronomy, University College London
London, UK

John Landstreet
Department of Physics & Astronomy, University of Western Ontario and Armagh Observatory and Planetarium
London and Armagh, Canada and UK

Bárbara Ferreira
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viernes, 23 de febrero de 2024

Descubren la estrella más pequeña conocida, sólo 7 veces mayor que la Tierra

Descubren la estrella más pequeña conocida, sólo 7 veces mayor que la Tierra

Se trata de una subenana caliente a unos 2.760 años luz de nuestro planeta, que cuenta con una masa de un tercio del tamaño de nuestro sol y que quema helio a unos 2.225 grados


Efe Pekín Actualizado Lunes, 19 febrero 2024 - 09:18

Un grupo de científicos ha detectado un sistema binario exótico que alberga la estrella más pequeña jamás descubierta, con un tamaño solo 7 veces superior al de la Tierra y menor que el de Saturno.
Se trata de una subenana caliente a unos 2.760 años luz de la Tierra, según un artículo publicado en la revista científica Nature Astronomy por el equipo de investigadores, liderado por expertos chinos y compuesto por científicos de Estados Unidos, Australia y Europa.
Los expertos bautizaron a la estrella como TMTS J0526B y aseguraron que el astro cuenta con una masa de un tercio del tamaño de nuestro sol y que quema helio a unos 2.225 grados centígrados.
Según el estudio, la estrella y su compañera, J0526A, que es demasiado tenue para ser observada directamente, orbitan una alrededor de la otra cada 20 minutos.